Soy hojita al viento y me dejo llevar

12 junio 2007


Soy hojita al viento y me dejo llevar, no me aferro, no me apego,
uso al viento como lo harían las velas de los barcos en el mar.


Esas son frases que me han seguido desde hace unos días, las cosas toman un giro dramático y muchas veces muy obscuro:

Por un lado está la versión optimista y positiva, pero que no dice cómo o qué se debe hacer para estar bien.

Por otro la versión realista pero altamente desoladora a la que no le quiero creer, la que me resisto a aceptar...

Mi deber es no caer, no titubear y ser fuerte ahora que me corresponde apoyar.

Mis sentimientos están encontrados y se empujan mutuamente, todo esto me abruma, me pone a pensar hasta me da ganas de escapar... y la ventaja es que puedo hacerlo.

Generalmente no me gusta contar mucho las cosas porque se me hace como que se sala, no tanto por supersticiosa sino como diría una persona que conozco "la eneregía se va por la boca". Pero parece que es un hecho, bueno no, no parece, es un hecho, el próximo sábado viajo a Tijuana a la boda de una prima menor, las circunstancias se dieron y viajo 10 fabulosos días.

Mi viaje me causa una gran emoción y alegría, ver a mi familia, viajar después de tanto tiempo de no hacerlo, volar después de tanto tiempo de no hacerlo, estrenar mi visa que ya mero y hasta caduca y sobre todo alejarme un poco de mis problemas no míos.

No me da miedo el irme, me asusta -lo confieso- el regresar y lo que pueda encontrar.

Por eso me repito tanto lo de la hojita, si las cosas se dieron para que viaje ahora lo aprovecharé, sacaré provecho del viento a favor, me aclararé, me iré, y cuando deba regresar tomaré valor y lo haré.

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