Hotel Capitol

26 julio 2006

- ¿Qué hora es?
- no se, las dos, o las tres
- de la mañana?
- no, de la tarde

Las cortinas permanecían cerradas, Él recogía la ropa del cuarto, Ella permanecía sentada en la cama, con la mirada perdida haciendo un recuento del pasado, abriendo un abismo al futuro.

- ¿Es definitivo?
- tú así lo decidiste
- no, no lo hice

Las tardes nubladas de domingo nunca son buenas para aclarar la mente y decidir volver a empezar, vuelven los fantasmas y atormentan, viene la melancolía, viene la añoranza y la desazón. Ella miró la cama revuelta, pensó que sería la única en saber, pero que pronto olvidaría; miró las grecas de la alfombra, las lámparas, la pequeña tarjetita junto al teléfono, quería memorizar cada milímetro de un último recuerdo.

- Está nublado
- no es algo raro
- sólo decía

Los preámbulos a los adioses suelen ser más duros que los adioses, pensar en lo que dolerá, no hoy, sino mañana y después de mañana, y no saber hasta cuándo dolerá.

- ¿es hora?
- así parece

Salieron de la habitación que albergó el último momento que pasarían juntos dejando en ella los sueños y esperanzas. Ninguno supo porqué no intentó evitar el adiós, era como si una sentencia los tuviera marcados. Un último beso, tan insípido como doloroso cerró el capítulo más oscuro de sus vidas.

Ella lo recuerda a Él, Él piensa en Ella. Ninguno llama

Razones para sonreir

03 julio 2006



Hasta ahorita me había mostrado muy al margen del contenido político, por lo menos en el blog, porque considero que cada quien tiene el derecho de simpatizar en el partido político con el que más ideas comparta. Respeto la opinión de todos, y del mismo modo pido se respete la mía. Cumplí con mi obligación de votar, y confío en las instituciones encargadas de la ardua tarea de contar todos y cada uno de los votos; reconozco la enorme y ardua tarea que realizan no sólo el día de las votaciones, sino la que han venido desempeñando desde hace tres años para esta elección en particular, y por lo mismo me parece muy delicado poner en duda su veracidad.

Confío, también en que México tendrá el gobierno que merece, porque confío de igual modo en la prudencia e inteligencia de los mexicanos, en que mantendremos la cordura y el buen juicio. Honestamente lo deseo por el bien de nuestro querido país.