Hace unos días terminé de leer este libro, y debo decir que no fue sólo terminar de leer un libro más (para cumplir con las metas de que los mexicanos leamos más de medio libro al año). No, éste libro traía un carga emocional más fuerte.
Como hemos comentado en algunas ocasiones mi hermano y yo, tuvimos el honor de conocer al escritor Rafael Ramírez Heredia y además trabajar para él.
Yo lo conocí tiempo después de que mi hermano lo hizo, pero oía hablar de él, y contestaba sus llamadas telefónicas en las que podía oír lo dulce que era.
En noviemnre de 2005 en la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil fue presentado éste libro precisamente.
Estuve allí con mi amiga Brenda y al finalizar la plática me acerqué a presentarme. Nunca esperé una reacción como aquella, una efusividad y un gusto al saber que era yo, la hermana de Román, la verdad me sentí muy pero muy importante, tanto como me sentí el tiempo que traté con él, tanto como me siento ahora.
En ese momento no pude comprar el libro, pero quedó anotado en mi lista de libros por comprar en la siguiente Feria del Libro de Minería. Y así fue, lo compramos (Brenda compró uno para ella) y lo tuve un tiempo saboreando su futura lectura.
Leí los primeros cuentos y no sé por qué lo dejé.
En octubre del año pasado, tristemente justo en el cumpleaños de mi hermano, nuestro querido amigo dejó de estar con nosotros.
Hace unos días apenas terminé de leer el libro. Las últimas líneas del último cuento me arrancaron unas lágrimas, más que por su contexto en la narración, por su contexto después de su partida:
...o aquel anochecer en que me trepé al barco y sin que ellos lo supieran, porque no se encontraban, me sequé la frente sin sudor mientras por dentro y en silencio trovaba sones; les dije adiós sin siquiera tenerlos enfrente si yo estoy tan lejos, en los desniveles de un puerto sin calor y sin recuerdos a donde inicié el viaje subido en el barco que me llevó a aguas del otro lado de unas playas sin oleaje...*
Si quieren saborear de una amena lectura lean este libro de cuentos cortos, sencillos, que rozan el límite entre la inocencia y la malicia, que arrancan añoranzas, que crea climas, ambientes, olores, sensaciones.
Léanlo, él se los agradecerá.
*Fragmento del cuento Sólo son sones del libro Otra vez el Santo de Rafael Ramírez Heredia
Lo dijo
Adriana
a las
7:54 p.m.
Lo acomodé en
amigos,
cómo conocí a:,
lectura,
libros,
Otra vez el Santo,
Rafael Ramírez Heredia
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3 comentarios:
Pues quedara anotado para los pendientes, gracias por la recomendacion.
Saludos!!
Espero tener la oportunidad de leerlo pronto. Te dejo mis saludos. Besos.
Qué suerte haberlo conocido! No lo he leído pero sin duda es una magnífica recomendación
Saludos!
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